The Trial of the Chicago 7 es una de las propuestas que tiene Netflix para ser nominada a los siguientes Premios de la Academia. Dirigida y escrita por Aaron Sorkin y protagonizada por un elenco estelar; The Trial of the Chicago 7 nos relata la historia del juicio que se llevó contra siete personas inmiscuidas en los enfrentamientos en la Convención Nacional Democrática de Chicago en 1968.
The Trial of the Chicago 7 inicia de manera veloz; nos presenta a cada uno de nuestros protagonistas y sus vocaciones antes de los levantamientos: Abbie Hoffman (Sacha Baron Cohen), miembro fundador de los Yippies (Partido Internacional de la Juventud). Tom Hayden (Eddie Redmayne), líder de los Estudiantes por una Sociedad Demócrata; Rennie Davis (Alex Sharp); organizador en Chicago del Comité de Movilización Nacional para terminar con la Guerra de Vietnam; Jerry Rubin (Jeremy Strong) activista social; David Dellinger (John Carroll Lynch) líder del Comité de Movilización Nacional para terminar con la Guerra de Vietnam; y por último, pero no menos importante Bobby Seale (Yahya Abdul-Mateen II), líder de las Panteras Negras.
Una vez establecidos, la cinta comienza con el juicio en donde conocemos a otros personajes. Del lado defensor: William Kunsler; el abogado de los siete; y su compañero Leonard Weinglass. Por el otro, los antagonistas: Richard Schultz, protagonizado por Joseph Gordon-Levitt, el asistente fiscal; Tom Foran, su jefe; y Julius Hoffman (Frank Langella), el juez.
Al inicio de The Trial of the Chicago 7 es difícil entender lo que está sucediendo. El juicio comienza antes de saber lo que ocurre; es durante este acto que se descubre, a través de flashback, la razón que los hizo llegar hasta ahí en primer lugar para después dar más tiempo para conocer a cada uno de los sentenciados.
La tensión en el juzgado se recrea rápidamente, el juez Hoffman parece ser un personaje incompetente; enunciando mal los nombres no solo de los detenidos sino también de los abogados: es evidente que algo malo está por suceder.
Bobby Seale está en medio del juicio sin abogado que lo defienda; pues a quien eligió está incapacitado por el momento y no le permitieron atrasar el juicio; además de que a lo largo de más de tres meses es víctima de distintas actitudes racistas por Hoffman.
Los otros siete se defienden diciendo que los disturbios no fueron ocasionados por ellos, sino por los policías. Sin embargo, Schultz es un fiscal ingenioso con labia sagaz que fácilmente logra ganarse a los miembros del jurado. Peor aún, resulta que varios miembros participantes de la convención eran oficiales encubiertos, incluyendo un interés amoroso de Jerry Rubin. Es claro que todo está perdido. Y aún así, el juicio se prolongará por más de 150 días.
Fuera del juicio, las rivalidades entre los mismos siete comienzan a surgir; principalmente entre los miembros de la Sociedad Demócrata y los Yippies; principalmente Hoffman y Hayden, quien el segundo se siente la mayoría del tiempo intelectualmente superior al ser un hombre de estudios y ataca al otro de que en realidad él no desea detener la guerra; pues sin ella, no sería nada.
Regresando a los eventos de los disturbios, uno de los principales fue aquél donde los siete y sus seguidores decidieron ir a sacar a Tom Hayden de la cárcel después de haber ponchado las llantas de un auto policial y luego de enterarse que estaban siguiendo a uno de sus mejores amigos durante la convención.
En este momento, de manera pacífica, las personas siguen un camino hacia la comisaría hasta que se ven enfrentados por una barrera de policías, los cuales los hacen retroceder hacia el parque de donde provenían. Sin embargo, otra ola de oficiales los esperaba ya en esa zona. Es en ese instante cuando uno de los asistentes de la marcha grita al ataque.
The Trial of the Chicago 7 resulta ser una película sumamente entretenida, no permite que el público pierda la atención de lo que sucede en pantalla, pues de pasar por alto algún detalle, será complicado seguir el hilo de esta historia llena de saltos temporales, y de información que no deja de presentarse en una velocidad exorbitante.
Durante la realización del filme, Sorkin relata que fueron tres los ejes en los que decidió embarcar su historia: los disturbios, el juicio, y la rivalidad entre Hoffman y Hayden.
Antes de proseguir es importante señalar que las cuestiones de la guerra que son tan importantes para el trasfondo de los personajes se quedan atrás en la misma narrativa de la película: al inicio nos dicen que no olvidemos de lo que en realidad se trata su lucha; sin embargo, el contexto vietnamita logra ser perdido hasta ser reencontrado en el último minuto de The Trial of the Chicago 7.
Cintas como Blackkklansman o Da 5 Bloods, ambas dirigidas por Spike Lee tienen un trasfondo más cultural, y un peso más importante en sus narrativas sobre las cuestiones sociohistóricas que The Trial of the Chicago 7, sin embargo, no le resta puntos: no es algo que Sorkin buscara desde el inicio, pues ha mencionado que más que un documental es una ficción sobre acontecimientos reales, un relato que, de manera sutil, refleja una actualidad norteamericana.
Continuando, la rivalidad entre Hoffman y Hayden acapara la mayoría del tercer acto. La dinámica entre los actores también lo hace ver creíble: dos hombres que buscan el mismo propósito desde perspectivas completamente diferentes; ambos con la necesidad de trabajar juntos por más tiempo del que habían creído para terminar por encontrar un mutuo respeto al trabajo de cada uno.
El mayor atributo del filme es, sin duda, el trasfondo de cada uno de los personajes de esta historia que ha creado Sorkin así como las personas que fueron contratadas para interpretarlas.
Desde Baron Cohen y Eddie Redmayne hasta Gordon-Levitt y Langella. Cada uno de ellos actúa de manera excepcional, pues logran interpretar personajes complejos y tridimensionales.
Sascha Baron Cohen, quien podemos conocer por trabajos como Borat, resulta ser el personaje más carismático de toda la película, a lado de Jeremy Strong como Jerry Rubin; su amistad se refleja como genuina en la pantalla y se ganan la empatía por sus creencias, por más extremas que a veces puedan resultar.
Al contrario, Eddie Redmayne como Tom Hayden es un personaje más difícil de agradar. Un hombre que cree en las instituciones a pesar de todo, es reflejado como un demócrata más conservador al que sus ideales se ven cuestionados dentro del mismo grupo y personas externas, además de sus discursos de superioridad que en un punto de la película se ven destruidos por evidencia en actitudes hipócritas hacia sus compañeros.
Del lado opuesto, el mejor personaje sin duda es aquél de Schultz, un antagonista atípico, pues si bien demuestra el flanco republicano, el conservador, es incluso un personaje más consistente que aquél de Redmayne, y que además refleja cierto desarrollo y consciencia a lo largo del filme.
Y para terminar, Frank Langella entrega la mejor versión de un juez desagradable e incompetente como ningún otro; logrando que no exista ningún tipo de simpatía por este personaje.
Es probable, entonces, que los rubros en los que se vea nominado The Trial of the Chicago 7 para los próximos premios de la academia sean aquellos de Mejor Actor, Edición y Guion; pues aunque es una historia brillantemente realizada al lograr hacer de algo pesado, como lo puede ser un juicio, algo entretenido y ameno; la dirección de Sorkin no es igual de destacable, pasando a ser solamente funcional.
Para finalizar, podemos concluir que The Trial of the Chicago 7, a pesar de algunas inconsistencias, es una película para pasar un tiempo agradable. Un recurso para conocer un poco más de la historia estadounidense sin necesidad de ser un ensayo con gran carga política.
The Trial of the Chicago 7 está disponible en Netflix.
