Once Upon a Time… in Hollywood (2019) — Crítica

Como todos deben saber —y si no, aquí está la explicación—, el cineasta Quentin Tarantino ha declarado y afirmado en varias entrevistas que pese a los grandes éxitos que ha tenido y que nos sigue trayendo, su plan es retirarse al cumplir un total de diez películas dirigidas, de las cuales hasta la fecha lleva nueve y es precisamente de esta última de la que hablaremos a continuación.

Once Upon a Time in Hollywood, al igual que la mayoría de las otras cintas de Tarantino, cuenta más de una historia a la vez. En la principal tenemos a Rick Dalton y Cliff Booth —interpretados por Leonardo DiCaprio y Brad Pitt—, El primero, una estrella hollywoodense en descenso y el segundo su doble de riesgo. Su trama muestra quienes son ellos, el por qué están juntos y cómo van evolucionando para adaptarse a los cambios que hubo en la industria del cine en sus días. En otra historia tenemos lo contrario, presentan a Sharon Tate y cómo se está convirtiendo en una celebridad y cómo ha hecho para llegar a donde está. De fondo, entre estas dos historias hay una subtrama que presenta al Culto de Charles Manson y nos da indicios de que algo macabro se está gestando y no tarda en aparecer.

Este es uno de esos filmes que crea una brecha entre los espectadores. Dividen entre quienes la amaron y quienes la odiaron, sin puntos medios. Dentro de los factores no tan fuertes que tiene la película es su duración, que si bien, el hecho de que una película dure mucho no es siempre un factor malo, en esta ocasión sí lo es, y es que va de la mano con otro factor: la historia. Nuestro arco principal es muy bueno en realidad, desarrolla bastante bien a sus personajes desde principio y hasta el fin. Por otro lado, tenemos los arcos secundarios que, muy por el contrario, no desarrollan la gran cosa. Solo están ahí para mantenernos expectantes, pero realmente se sienten sobrados y sin motivo. Dentro de los 159 minutos que dura toda esta travesía, algunos momentos se vuelven fascinantes, mientras que otros hacen pasar un mal rato.

Lo anterior no quiere decir que sea una mala película, pues tiene sus aciertos también y, hay que decirlo, son enormes. Tanto la producción como la dirección son espléndidas y, aunadas a una fotografía impecable y una banda sonora fenomenal, consiguen tomas increíbles, cuidadas hasta el último detalle y que se agradece profundamente el poder verlas en pantalla grande. Además de esto no hay forma de encontrarles un fallo a las actuaciones. En verdad todos y cada uno de los individuos que están en este proyecto nos entregan una de sus mejores interpretaciones en sus carreras, Leonardo DiCaprio y Brad Pitt ya son nombres que deben comenzar a considerarse para los Oscar; Al Pacino y Margot Robbie hacen un gran trabajo también —que la historia tal vez no les dé un trato justo ya es otro asunto—, igual están Kurt Russell, Dakota Fanning y así podríamos seguir enlistando a todos de los actores y mencionando lo bien que lo hacen.

En definitiva, Once Upon a Time in Hollywood no es una mala película, pero es totalmente comprensible que a muchos les pueda llegar a parecer aburrida por su narrativa, que a ratos no abona mucho. Tampoco me parece que esté entre las mejores cosas que Tarantino ha entregado, pero a su vez no es la peor y sigue teniendo una calidad indiscutiblemente alta, destacando sobre todo su apartado técnico, que es una cosa sensacional y hace mantener una esperanza muy grande en el siguiente, probablemente último, proyecto que este gran cineasta traiga.

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