Hua Mulán es probablemente una de las leyendas de origen chino más conocidas en el mundo occidental debido al impacto que tuvo la cinta animada de Disney de 1998. En aquellos tiempos la compañía del ratón decidió arriesgarse y representar la historia con un estilo propio que caracteriza la mayoría de sus clásicos, es decir, a través de canciones icónicas como «Mi reflejo», «Hombres de acción » y «Nos vas a brindar honor» solo por mencionar algunas, así como con la construcción de personajes emblemáticos que aminoraban los conflictos con comedia inteligente y simpática, el ejemplo más claro es el dragón Mushu, o en dado caso a partir del romance entre el general Shang y la protagonista. Todos estos elementos marcaron a toda una generación que creció con la cinta animada . Ahora en el 2020 después de más de dos décadas y de una serie de aplazamientos que se suscitaron gracias la crisis sanitaria que vivimos en la actualidad, Disney recurre a la nostalgia colectiva de sus espectadores y resucita el clásico animado, pero esta vez en formato «live action» y con apoyo de la dirección de Niki Caro.

En general, no hay mucho que decir sobre la premisa de esta película, puesto que siendo un gran referente popular, todos conocemos la historia de Mulán, la epopeya de una heroína que pese a las exigencias de la antigua china tradicional y conservadora decide vestirse de hombre para poder enlistarse en la ejercito con el objetivo de salvar a su padre de un fatal destino. Mulán del 2020, a diferencia de su antecesora, recrea un atmósfera más seria, solemne e incluso poética que se ajusta mejor al género de la épica de guerra, o siendo más específicos, al cine Wuxia donde se percibe un ambiente histórico acompañado de peleas legendarias y artes marciales que intenta plasmar la esencia del poema «Balada de Mulán» , por lo tanto, esta nueva versión no se apoya de las canciones como recursos narrativos ni presenta a los entrañables personajes de Mushu o Li Shang, por el contrario toma elementos simbólicos que son parte de la mitología china,como el ave fénix o el «chi» e integra a nuevos personajes como la bruja para, además de enaltecer los valores y la filosofía oriental, cuestionar el papel de las mujeres en la sociedad . A pesar de que la película está constantemente referenciando al filme animado, esta nueva versión guarda más similitudes con la adaptación china del 2009: Hua Mulan

Estas nuevas características imprimen en la cinta un aura más realista, pero al mismo tiempo exagerada y alucinante que enmarca las gran cantidad de escenas de acción, así como la tradición mítica y folclórica del país, pero lamentablemente, no todo es bueno en Mulán (2020) y uno de los problemas más grandes es el ritmo que lleva la historia, en primera instancia porque los cambios de situaciones entre escenas se sienten abruptos y apresurados como si no hubiera un hilo conductor definido, incluso los momentos más importantes de la cinta no logran transmitir la tensión necesaria para llegar a un clímax , por ende, esta nueva versión es una recopilación de hechos o acontecimientos históricos que no se preocupa tanto por profundizar en los personajes principales.

Cuando hablamos de los clásicos animados de Disney la música es uno de los aspectos primordiales, pues las canciones fungen como medios para introducir y presentar a los personajes de diferentes formas. En el caso de Mulán de 1998, piezas musicales como «Mi Reflejo», presenta las aspiraciones y las preocupaciones de la protagonista quien inútilmente intentan encajar en el rol que le corresponde como mujer, mientras que «Hombres en acción» plasma la evolución de Mulan inexperta a la Mulán heroína preparada para la guerra. Gracias a estos elementos que comunican las expresiones, sentimientos y progresos de los personajes es fácil empatizar con el contexto y la razón de ser o actuar de cada uno de ellos. En Mulán del 2020 deciden erradicar los números musicales con una buena intención, pero no remplazan estos recursos por otros para poder darle un peso a cada uno de los personajes presentados, por el contrario, los actantes no presentan una evolución o un cambio significante, en cambio se sienten distantes de los espectadores en cada una de las transiciones y las elipsis abruptas que se proponen .

Uno de los principales aciertos de la cinta, son los aspecto visuales, tanto los colores brillantes de cada escena, los paisajes o espacios abiertos naturales así como el vestuario que van acordes con la energía, la época y la estética de la nueva cinta.

Finalmente Mulán (2020) decide no seguir el camino del resto de los «live action» que han salido durante los últimos años, pues esta nueva cinta no recrea las escenas como una copia fiel de los clásicos, sino que se permite entregar una versión diferente, un nuevo estilo y nuevos personajes que pueden adaptarse tanto a los valores orientales como los nuevos valores contemporáneos. Sin duda es una película que puede disfrutarse, no obstante, debido al ritmo y la construcción de los personajes puede que tanto adultos como niños no logren sentirse igual de cautivados con la historia, a comparación del clásico animado que todos conocemos.

Actualmente, Mulán solo puede ser vista a través de Disney + con un costo de dólares, su estreno en latinoamérica se espera junto al lanzamiento de dicha plataforma a finales de este año.

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