Sterling K. Night y Taylor Rusell en Waves. Cortesía de Cine Caníbal.

Waves (2019) — Egoísmo, amor, duelo y reconciliación.

Sin duda, el cine actual ha comenzado a girar en nuevas direcciones, cientos de propuestas recientes han comenzado ha experimentar con las capacidades que el medio digital ofrece a los artistas que las trabajan, eso y la reciente aceptación de miradas más diversas a la experiencia humana por el medio cinematográfico, en esta nueva y bienvenida tendencia estrena Waves (Las Olas), dirigida por Trey Edward Shults (It comes at night).

Waves abre con mucho movimiento, mucho color, tan saturado como una publicación de Instagram, con mucha música; un mundo lleno de mucha emoción y felicidad, la historia sigue a Tyler, un chico de una familia bien acomodada, estudiante y deportista de alto rendimiento que tiene en la mira una beca universitaria, como cualquier otro joven vive una vida normal, tiene una novia, una hermana, a su padre y a su madrastra.

Junto con la llegada de una nueva temporada de lucha, Tyler comienza a ser presionado por su padre, a su vez, descubre que tiene una herida de gravedad en su brazo, condición que de no ser tratada, lo incapacitaría para siempre, sin embargo, para no dejar de lado la lucha, y para no decepcionar a su padre, Tyler decide guardarlo como secreto, evento que se convertiría pronto en su error más grande.

Waves es sin duda una película muy actual, tanto en la historia que cuenta como la forma en que se desarrolla, la cinta no teme inmiscuirse en aquellos pequeños fragmentos que conforman nuestra idea de ‘familia’ y busca replantear y criticar a la idea tradicional. Resulta una crítica muy directa a aquellos padres, hijos, familias que están cerca pero que mentalmente se encuentran a kilómetros. Rápidamente se vuelve un relato tan turbulento como una tormenta, una cinta constante en emociones y que no duda en resaltar esos pequeños puntos brillantes entre la oscuridad.

La cinta se olvida de una estructura tradicional en favor de contar una historia con arcos argumentales muy acentuados, que del mismo modo que Shultz hizo en «It comes at Night» se vuelven claros en cambios en el radio de la pantalla, su paleta de colores e incluso la parte más importante de esta cinta, su paisaje sonoro cuidadosamente elaborado en base a la música de Frank Ocean, Tame Impala, Amy Winehouse, entre muchos otros artistas cuya música es usada de una forma impresionante en el mismo tono en que estas fueron compuestas y que varia según quién sea aquel que narre. Aún así, se toma momentos de paz entre la música, la locura y especialmente la tristeza, pues el viaje emocional en el que te lleva la película es tan potente que te llevan a ti también al duelo.

Es visualmente atractiva, y en compañía de la música se vuelve una experiencia ultra sensorial que gusta de fotografiar aquellas sensaciones, aquellos movimientos presentes en toda la vida, un ciclo de ondas que vienen y van.

Waves es una cinta sumamente humana, sumamente bella sobre la tragedia de la familia, una historia terriblemente empatica sobre los efectos de vivir en comunidad, donde tus acciones directamente afectan al otro y que nos recuerda que no siempre el amor es claro, que el amor no es suficiente para hacer las cosas funcionar, sin duda, Waves es una experiencia sumamente enriquecedora que ampliamente recomiendo vivir ahora que esta en las salas de cine.

Entradas relacionadas

¡Únete a la conversación! Deja un comentario