Fotograma extraído de Late Autumn.

Late Autumn [秋日和] (1960) dirigida por Yasujiro Ozu

Los sesentas fueron una época de cambio, y no se diga de Japón, que después de la guerra entró en un amplio proceso de avances que ayudaron a levantar su economía, Japón ya no es el mismo que vemos en otros filmes de Ozu, y estas últimas cintas en la carrera de Ozu presentan una gran precuela al Tokyo que Wim Wenders visitará en 1983 en Tokyo-Ga.

En Late Autumn, tres hombres de mediana edad – Mamiya, Taguchi y Hirayama – se reúnen para celebrar el séptimo aniversario luctuoso de Miwa, uno de sus ex compañeros de universidad, durante la conversación recuerdan con nostalgia cómo solían estar enamorados de Akiko, la viuda de Miwa, y comentan como solían ir al lugar donde ella trabajaba solo para verla. Akiko vive sola con su hija Ayako, pero Ayako ya es una mujer madura, ya debería estar pensando en el futuro, o al menos eso opina el trío de hombres, en compañía de Akiko le comentan a Ayako que es tiempo de que ella busque un marido, sin embargo, Ayako no busca el matrimonio, pues este se interpondría con la felicidad que ya tiene con su madre.

Desesperados por el temor de que Ayako vaya a desperdiciar su vida así el grupo decide arreglar matrimonios para ella, Mamiya busca arreglar una boda con uno de sus empleados, Goto. Akiko le comenta la idea a su hija, pero Ayako se niega, porque no quiere que su madre pase el resto de su vida sola. Rápidamente todos buscan terminar con la felicidad actual de la familia Miwa, que aunque pequeña y poco tradicional viven felices.

A diferencia de filmes temáticamente cercanos del mismo director, como Late Spring, Late Autumn nos cuenta su historia de una forma más divertida pero igualmente trágica, con un tono que varía constantemente, logra establecer a cada uno de sus personajes como seres verdaderamente humanos en busca del bienestar de aquellos que aman, y a pesar de eso, siempre algunos terminan lastimados.

Cuando se acerca el final, y las sonrisas de sus mujeres se han desvanecido, quizás para siempre, somos destrozados por el recuerdo de las fuerzas inevitables de la vida. Late Autumn nos presenta a Yasujiro Ozu convertido en el director de obras maestras, quien domina tanto dentro y fuera de la pantalla una sensibilidad por los problemas del día a día, y mira con una extraña emoción la llegada de un nuevo Japón, la llegada de un nuevo mundo con las mismas preocupaciones que el anterior.

Late Autumn es entera perfección, desde sus actuaciones brillantes, hasta su preciosa fotografía con su constante tatami shot, donde los personajes miran directamente a la cámara que opta por no moverse ni un solo milímetro. Setsuko Hara ofrece una actuación brillante, como la madre envuelta en una situación muy poco favorable para ella, transmite sensibilidad y sus sentimientos de forma que muy pocas veces se ha repetido.

Muchas generaciones han llegado desde que Ozu se fue, y aún así su trabajo sigue cautivando, trabajos llenos de emociones universales, de problemáticas que no son exclusivas a la sociedad japonesa sino que son hechos atados a la existencia humana.

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