Don’t Worry, He won’t get far on foot (2018)

El año pasado por el servicio de streaming Amazon Prime, una película llena de personalidades de Hollywood fue subida a las redes con el -largo- nombre de Don’t Worry, he won’t get far on foot. La historia real de una persona parapléjica llamada John Callahan basada en el libro autobiográfico del mismo: este hombre, a pesar de su condición, logró ser un caricaturista importante dentro de un periódico renombrado.

Dentro de esta historia, John es interpretado por el increíble Joaquin Phoenix (Joker). Callahan es un alcohólico que a sus 21 años decide irse a una fiesta donde conoce a Dexter (Jack Black) otro drogadicto que atiende a la misma fiesta y le invita a seguirse divirtiendo en otro lugar. Bajo las influencias del alcohol y las drogas, en su trayecto sufren un accidente. A Dexter no le pasa la gran cosa, y en realidad no volvemos a saber de él. Pero a John le ha costado la movilidad de todas sus extremidades, momento que cambiará toda su vida, pero no de la manera en la que él cree.

Dentro del hospital conoce a su terapeuta Annu, interpretada por Rooney Mara (quien ya había compartido cámara con Phoenix en Her), con quien conectará desde el inicio, y a lo largo de la historia se reencontrará incluso después de salir de rehabilitación.

Don’t worry, he won’t get far on foot es una película algo confusa al inicio. La historia inicia en tres distintos puntos que se van desarrollando de manera distinta, pero todos funcionando para relatar 7 años de historia – Y es que al inicio no sabes cuantos años han pasado de un punto a otro, por lo que en tu cabeza aun no sabes el orden de las cosas – Dentro de estos tres puntos se encuentra aquél que conecta directamente con el final: Callahan en una gala siendo premiado por sus trabajos como caricaturista. También están sus sesiones dentro de alcohólicos anónimos donde relata su historia y escucha la de los demás de su grupo, siendo moderados por Donnie, interpretado por Jonah Hill, y por otro lado, el cómo le relata a unos chicos con los que se topa al caer de su silla de ruedas, la historia de su vida a partir de sus ilustraciones.

El filme, en su totalidad, demuestra una insufrible autocompasión y desprecio, un hombre odiándose a sí mismo y odiando a quienes lo rodean, intentando poco a poco a mejorar, pero que quede claro: el protagonista, John Callahan, no es alguien agradable; le constituyen un humor ácido y cruel con el que sus ilustraciones se ven realizadas – y dentro del filme incluso animadas- como parte de su persona; con falta de tacto e incluso ingenuidad al no saber realmente qué es lo que hace mal, pero simplemente le hace gracia.

A su contraparte existe Donnie, un hombre que también sufrió en su vida y cayó en los vicios del alcohol y es por eso que, completamente sobrio, ayuda a las demás personas a salir del hoyo más profundo de sus vidas y contecta con John por medio de su humor compartido, no ese humor un tanto retorcido que a Callahan acompaña, sino el humor que yace a partir de sus tragedias y crea afecto entre pares. Donnie, entonces, será aquél que deslumbré hacia el autodescubrimiento y la meta que yace al final del recorrido que debe marcar el protagonista.

En cuanto a los aspectos fuera de la narrativa, tenemos actuaciones impecables como era de esperarse; destacando, sin duda, aquella de Phoenix quien se ve subiendo de peso constantemente para aparentar como vamos cambiando entre los tiempos y como Callahan envejece.

También se destaca la música que, en realidad, es una de las razones con las que se comercializó esta película: música instrumentada por el mísmismo Danny Elfman incluyendo piezas de Jazz que animan como se desenvuelve la trama puesto que, de vez en cuando, se vuelve un poco pesada.

La dirección va por parte de Gus Van Sant, nombre probablemente desconocido, pero de seguro la mayoría del público conoce una de sus películas: Good Will Hunting, o como se le llama en español, Una Mente Indomable, película protagonizada y escrita por los jóvenes Matt Damon y Ben Affleck. Sin embargo, la calidad directorial en Don’t worry, he won’t get far on foot te deja pensando por sus elecciones tan chuscas, por decirlo de alguna manera, entre estas decisiones arriesgadas se encuentran los zoom digitales en momentos puntuales que hacen parecer a la película más que una comedia dramática, una sitcom o incluso una telenovela.

A pesar de las piezas con las que me siento inconforme, recomiendo darle una oportunidad a este filme. Tiene grandes estrellas entregando grandes trabajos, desde Phoenix hasta Black. y muy buena música por el maestro Elfman.

Una de mis interpretaciones sobre Don’t worry, he won’t get far on foot es que habla acerca de lo que es y no es políticamente correcto, siendo Callahan una persona principalmente subversiva -ya sea consciente o inconscientemente-, el hablar de un extremo tiende a dislumbrar el otro a partir de la carencia de ello dentro de la trama: el progresismo que actualmente está en boca de todos los medios.

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