Ensayo de un Crimen (1955) — de Luis Buñuel

Hace un año reseñamos por primera vez la obra de Luis Buñuel con El Ángel Exterminador; una de las mejores y más aclamadas realizadas por este director surrealista; hoy hablaremos de otra de las obras producidas en México, Ensayo de un Crimen; protagonizada por el muy reconocido Ernesto Alonso como Archibaldo de la Cruz.

Así como en el Ángel Exterminador existe algo desconocido que impide a los asistentes de la cena salir de la sala en la que se encuentran; en Ensayo de un crimen; una fuerza externa impide a nuestro protagonista matar a quienes desea; la idea de muerte, por otro lado, persiste y se realiza; pero nunca por las manos del protagonista. 

El Joven Archibaldo viendo a su institutriz muerta.

Desde pequeño, Archibaldo ha estado obsesionado con la idea de la muerte; formando parte de una familia de dinero en México; contaba con una institutriz quien le narró una historia sobre la caja musical que al niño le gustaba. Según sus palabras, este aparato pertenecía a un rey; quien le pidió a un Genio que le diera poderes. La cajita concedería el deseo del Rey de matar a sus enemigos cada que él lo deseara. Archibaldo, entonces, pide la muerte de su institutriz y ella muere al ser alcanzada por una bala que atravesó la ventana de su casa. El niño cree que la caja funciona y él, indirectamente, mató a la mujer. 

Ya mucho tiempo después, Archibaldo va a una tienda de antigüedades; donde encuentra la vieja cajita musical que tenía en su infancia. Esto despierta el morbo y la ambición de poder que sintió de niño al ver a su institutriz muerta. Así, el hombre se propone matar a más personas. 

Ensayo de un crimen cuenta con seis víctimas; todas ellas mujeres; lo que habla de la misoginia de Archibaldo en sus actos, el erotismo y morbo que le da sentirse superior a ellas.

Una de ellas es Patricia Terrazas, una mujer provocadora; la segunda es Carlota Cervantes, una mujer devota a la religión, un interés amoroso de Archibaldo por su puritanismo; sin embargo, al sentirse traicionado por estar con alguien más; también la agrega a su lista. Por último está Lavinia, una mujer más inteligente que Archibaldo. Por último están las primeras dos de la película, la institutriz; y una monja enfermera cuyo destino se encuentra al caer de un elevador. 

Los párrafos a continuación presentan spoilers. 

Entre sus víctimas, Lavinia es la que más destaca. Archibaldo no solo ve en ella una redención como es el caso de Carlota; la ve no solo con un deseo de matar sino con un deseo erótico también. Con ella, la película se vuelve incluso un tema de psicoanálisis que recuerda a Psicosis de Hitchcock. En un momento dado, Archibaldo consigue un maniquí basado en Lavinia de una tienda que ella le presenta. Una vez que el hombre invita a la mujer a su casa; le presenta a “su hermana”, y ambos ríen. 

Archibaldo, Lavinia y su maniquí.

Cuando Archibaldo se va del cuarto para preparar todo lo que necesita para asesinar a Lavinia; ella intercambia ropas y lugares con el maniquí. 

Al volver a la sala, Archibaldo comienza a besar al maniquí pensando que es Lavinia; la verdadera Lavinia comienza a reír, el hombre humillado sigue besando al maniquí como si se hubiera dado cuenta del cambio. 

Lavinia después se va de la casa; pues llegaron turistas a los que les iba a presentar la ciudad. El protagonista se frustra. Sus deseos no fueron satisfechos y lo único que le queda es el maniquí. Como lo que hoy en día sería una muñeca inflable para satisfacer las necesidades de los hombres más desesperados; Archibaldo arroja al fuego el maniquí de Lavinia intentando calmar sus pulsiones. 

Archibaldo a punto de quemar al maniquí.

Una vez que Archibaldo confiesa sus casi crímenes, lo único que le tiene que decir el juez es que no lo puede mandar a la cárcel solo por un pensamiento; pues si metieran a la cárcel a todos aquellos que desean matar a alguien; estarían más que ocupados. Este comentario, de alguna manera, libera a Archibaldo; tal vez comprendiendo que pensar en algo, no significa tener que hacerlo. De esta manera, arroja la caja musical a un lago, desprendiéndose de toda tentación y termina felizmente reencontrándose con Lavinia. 

Ensayo de un crimen es considerada una película atípica de Luis Buñuel; primero que nada, no es una historia original, sino una adaptación de la novela de Rodolfo Usigli, el cual no estuvo contento con esta película e incluso demandó al surrealista ante el sindicato de guionistas. Buñuel, por su lado, considera que esta cinta no fue más que un divertimento.

A pesar de esto, la película presenta elementos típicos de su filmografía, lo más claro es el surrealismo presentado. La imposibilidad de matar con mano propia; pero la muerte aun así ocurrida ante otras circunstancias. El deseo cumplido de la muerte sin manchar el alma del protagonista, pues como así lo dice el juez al final de la película: “El pensamiento no delinque”. 

También, la sustitución del deseo de Lavinia a su maniquí se puede observar en Viridiana; donde el tío busca sustituir a su difunta esposa con su sobrina. 

Por último, retomando el parecido con El Ángel Exterminador; además de la imposibilidad de hacer algo expuesta en el párrafo anterior, el metraje también pretendía ser una crítica a la burguesía, que de nuevo, Buñuel sintió mal lograda pues los mexicanos, a su parecer, no cumplen con el perfil. Ensayo de un crimen, sin embargo; no cuenta con una re-adaptación. La otra, como se comentó en su reseña, encuentra su re-exploración en El Discreto Encanto de la Burguesía. 

Ensayo de un crimen se presenta como una comedia negra sobre un hombre que desea matar mujeres pero no puede hacerlo. Y al no poder hacerlo, no tiene que cargar ninguna culpa; pero también, como lo dice el juez; es un gran criminal en potencia. 

Hoy en día, teniendo en cuenta el contexto que se vive en México y más países de todo el mundo, este pensamiento misógino es alarmante. E incluso llega a ser incómodo. Resulta, pues, más siniestro que lo que, tal vez, Buñuel y el escritor de la obra original pretendían con sus obras. Esto no minimiza la calidad de la película; pero puede ser un ejemplo de cómo algunas narrativas pueden envejecer mal si no son tratadas de manera más crítica. 

Ensayo de un crimen tiene el lugar número 56 dentro de las 100 mejores películas mexicanas de Sector Cine.

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